1. ¿Qué es un texto folclórico?
“Los
cuentos folclóricos son anónimos y no tiene una versión fija. Cada nueva
narración, incluso en el caso de que sea el mismo narrador, es también un acto
de creación, siendo las diferencias entre unas y otras versiones minúsculas o
más importantes.”
2. Importancia de los cuentos
folclóricos en el aula.
La
importancia de la lectura de cuentos, tanto en el aula como en casa, es debido
a los numerosos beneficios que esto aporta. Todo el mundo recuerda el momento
en el aula en el cual nuestra profesora nos contaba un cuento, o cuando en casa
antes de dormir nuestra madre nos leía uno para que tuviésemos dulces sueños.
Algunos
de los beneficios más obvios de dicha actividad es por supuesto la mejora de
las habilidades comprensoras de los
niños, desarrollo de la imaginación, aparte de contribuir en su cultura y en la
transmisión de dichas historias.
Sin
embargo si ahondamos un poco más nos daremos cuenta que los cuentos folclóricos
nos prestan muchas más opciones con las que trabajar en el aula.
Estos
relatos de una forma inconsciente ayudan al niño en su crecimiento. Les enseña
que la vida no es siempre sencilla y que malas cosas ocurren, pero que siempre
hay una forma de salir hacia adelante. Este tipo de textos no intentan proteger
al niño de la realidad, sino que a través de ciertas situaciones y de sus
personajes les enseña una realidad a la que más tarde a o más temprano van a
tener que afrontar.
Los
cuentos folclóricos también contribuyen a la relación de los niños con su
entorno y a su entendimiento de las diversas circunstancias que nos pone la
vida en nuestro camino como adultos.
El escuchar
cuentos hace a los niños más reflexivos, ya que en éstos siempre encontraremos
un mensaje que los lleve a comprender la forma en que deben actuar y
comportarse, a saber distinguir entre lo bueno y lo malo.
Le ayuda a
combatir sus propios temores. En muchos de los cuentos el niño se puede
identificar con las emociones de los protagonistas, y el conocer el desenlace y
lo que le va ocurriendo a lo largo de la historia, supone tener argumentos para
afrontar sus propios miedos, con una sensación de mayor control.
El cuento es
una de las bases para el desarrollo intelectual del niño, al contarle una
historia podemos lograr que entienda las cosas con más rapidez, que su cerebro
trabaje con mayor certeza.
Se estimula su
memoria y sus ganas de expresarse, desarrolla y amplían las capacidades de
percepción y comprensión del niño además de ampliar su sensibilidad.
El niño aprende
más palabras, su vocabulario es más amplio y este aspecto le ayudará muchísimo
posteriormente.
3. Edad elegida.
Estos cuentos los trabajaría con niños de 7 años.
Los niños en esta edad se encuentran en la frontera entre
etapa preoperacional
y de las operaciones concretas,
empiezan
a ganar la capacidad de ponerse en el lugar de los demás, actuar y jugar
siguiendo roles ficticios
y utilizar objetos de carácter simbólico. En esta etapa su pensamiento
lógico comienza a ser mayor ya que en esta etapa el también comienza la
curiosidad por la búsqueda de nueva información, la capacidad de análisis, la
construcción a partir de su experiencia, el lenguaje se convierte en ayuda al
pensamiento.
En esta edad van perdiendo su egocentrismo y son capaces de
ponerse en el lugar de otros, por eso los cuentos elegidos les permitirán
ponerse en el lugar de los diferentes personajes y analizar cada situación.
Esta actividad les ayudará a desarrollar a el conocimiento lógico para llegar a
crear conclusiones y a ser más reflexivos sobre lo que les rodea.
4. Textos
elegidos.
4.1) Caperucita Roja.
Había una vez una adorable niña que era querida por todo
aquél que la conociera, pero sobre todo por su abuelita, y no quedaba nada que
no le hubiera dado a la niña. Una vez le regaló una pequeña caperuza o gorrito
de un color rojo, que le quedaba tan bien que ella nunca quería usar otra cosa,
así que la empezaron a llamar Caperucita Roja. Un día su madre le dijo:
"Ven, Caperucita Roja, aquí tengo un pastel y una botella de vino, llévaselas
en esta canasta a tu abuelita que esta enfermita y débil y esto le ayudará.
Vete ahora temprano, antes de que caliente el día, y en el camino, camina
tranquila y con cuidado, no te apartes de la ruta, no vayas a caerte y se
quiebre la botella y no quede nada para tu abuelita. Y cuando entres a su
dormitorio no olvides decirle, "Buenos días," ah, y no andes
curioseando por todo el aposento."
"No te preocupes, haré bien todo," dijo Caperucita
Roja, y tomó las cosas y se despidió cariñosamente. La abuelita vivía en el
bosque, como a un kilómetro de su casa. Y no más había entrado Caperucita Roja
en el bosque, siempre dentro del sendero, cuando se encontró con un lobo.
Caperucita Roja no sabía que esa criatura pudiera hacer algún daño, y no tuvo
ningún temor hacia él. "Buenos días, Caperucita Roja," dijo el lobo.
"Buenos días, amable lobo." - "¿Adónde vas tan temprano,
Caperucita Roja?" - "A casa de mi abuelita." - "¿Y qué
llevas en esa canasta?" - "Pastel y vino. Ayer fue día de hornear,
así que mi pobre abuelita enferma va a tener algo bueno para
fortalecerse." - "¿Y adonde vive tu abuelita, Caperucita Roja?"
- "Como a medio kilómetro más adentro en el bosque. Su casa está bajo tres
grandes robles, al lado de unos avellanos. Seguramente ya los habrás visto,"
contestó inocentemente Caperucita Roja. El lobo se dijo en silencio a sí mismo:
"¡Qué criatura tan tierna! qué buen bocadito - y será más sabroso que esa
viejita. Así que debo actuar con delicadeza para obtener a ambas
fácilmente." Entonces acompañó a Caperucita Roja un pequeño tramo del
camino y luego le dijo: "Mira Caperucita Roja, que lindas flores se ven
por allá, ¿por qué no vas y recoges algunas? Y yo creo también que no te has
dado cuenta de lo dulce que cantan los pajaritos. Es que vas tan apurada en el
camino como si fueras para la escuela, mientras que todo el bosque está lleno
de maravillas."
Caperucita Roja levantó sus ojos, y cuando vio los rayos
del sol danzando aquí y allá entre los árboles, y vio las bellas flores y el
canto de los pájaros, pensó: "Supongo que podría llevarle unas de
estas flores frescas a mi abuelita y que le encantarán. Además, aún es muy
temprano y no habrá problema si me atraso un poquito, siempre llegaré a buena
hora." Y así, ella se salió del camino y se fue a cortar flores. Y
cuando cortaba una, veía otra más bonita, y otra y otra, y sin darse cuenta se
fue adentrando en el bosque. Mientras tanto el lobo aprovechó el tiempo y
corrió directo a la casa de la abuelita y tocó a la puerta. "¿Quién
es?" preguntó la abuelita. "Caperucita Roja," contestó el lobo.
"Traigo pastel y vino. Ábreme, por favor." - "Mueve la cerradura
y abre tú," gritó la abuelita, "estoy muy débil y no me puedo
levantar." El lobo movió la cerradura, abrió la puerta, y sin decir una
palabra más, se fue directo a la cama de la abuelita y de un bocado se la
tragó. Y enseguida se puso ropa de ella, se colocó un gorro, se metió en la
cama y cerró las cortinas.
Mientras tanto, Caperucita Roja se había quedado colectando
flores, y cuando vio que tenía tantas que ya no podía llevar más, se acordó de
su abuelita y se puso en camino hacia ella. Cuando llegó, se sorprendió al
encontrar la puerta abierta, y al entrar a la casa, sintió tan extraño
presentimiento que se dijo para sí misma: "¡Oh Dios! que incómoda me
siento hoy, y otras veces que me ha gustado tanto estar con abuelita."
Entonces gritó: "¡Buenos días!," pero no hubo respuesta, así que fue
al dormitorio y abrió las cortinas. Allí parecía estar la abuelita con su gorro
cubriéndole toda la cara, y con una apariencia muy extraña. "¡!Oh,
abuelita!" dijo, "qué orejas tan grandes que tienes." - "Es
para oírte mejor, mi niña," fue la respuesta. "Pero abuelita, qué
ojos tan grandes que tienes." - "Son para verte mejor, querida."
- "Pero abuelita, qué brazos tan grandes que tienes." - "Para
abrazarte mejor." - "Y qué boca tan grande que tienes." -
"Para comerte mejor." Y no había terminado de decir lo anterior,
cuando de un salto salió de la cama y se tragó también a Caperucita Roja.
Entonces el lobo decidió hacer una siesta y se volvió a
tirar en la cama, y una vez dormido empezó a roncar fuertemente. Un cazador que
por casualidad pasaba en ese momento por allí, escuchó los fuertes ronquidos y
pensó, ¡Cómo ronca esa viejita! Voy a ver si necesita alguna ayuda. Entonces ingresó
entró al dormitorio, y cuando se acercó a la cama vio al lobo tirado allí.
"¡Así que te encuentro aquí, viejo pecador!" dijo él.
"¡Hacía tiempo que te buscaba!" Y ya se disponía a disparar su arma
contra él, cuando pensó que el lobo podría haber devorado a la viejita y que
aún podría ser salvada, por lo que decidió no disparar. En su lugar tomó unas
tijeras y empezó a cortar el vientre del lobo durmiente. En cuanto había hecho
dos cortes, vio brillar una gorrita roja, entonces hizo dos cortes más y la
pequeña Caperucita Roja salió rapidísimo, gritando: "¡Qué asustada que
estuve, qué oscuro que está ahí dentro del lobo!," y enseguida salió
también la abuelita, vivita, pero que casi no podía respirar. Rápidamente,
Caperucita Roja trajo muchas piedras con las que llenaron el vientre del lobo.
Y cuando el lobo despertó, quizo correr e irse lejos, pero las piedras estaban
tan pesadas que no soportó el esfuerzo y cayó muerto.
Las tres personas se sintieron felices. El cazador le quitó
la piel al lobo y se la llevó a su casa. La abuelita comió el pastel y bebió el
vino que le trajo Caperucita Roja y se reanimó. Pero Caperucita Roja solamente
pensó: "Mientras viva, nunca me retiraré del sendero para internarme en
el bosque, cosa que mi madre me había ya prohibido hacer." “Nunca
volveré a desobedecer a mi madre y seguiré su consejo.”
También se dice que otra vez que Caperucita Roja llevaba
pasteles a la abuelita, otro lobo le habló, y trató de hacer que se saliera del
sendero. Sin embargo Caperucita Roja ya estaba a la defensiva, y siguió directo
en su camino. Al llegar, le contó a su abuelita que se había encontrado con
otro lobo y que la había saludado con "buenos días," pero con una
mirada tan sospechosa, que si no hubiera sido porque ella estaba en la vía
pública, de seguro que se la hubiera tragado. "Bueno," dijo la
abuelita, "cerraremos bien la puerta, de modo que no pueda ingresar."
Luego, al cabo de un rato, llegó el lobo y tocó a la puerta y gritó:
"¡Abre abuelita que soy Caperucita Roja y te traigo unos pasteles!"
Pero ellas callaron y no abrieron la puerta, así que aquel hocicón se puso a
dar vueltas alrededor de la casa y de último saltó sobre el techo y se sentó a
esperar que Caperucita Roja regresara a su casa al atardecer para entonces saltar
sobre ella y devorarla en la oscuridad. Pero la abuelita conocía muy bien sus
malas intenciones. Al frente de la casa había una gran olla, así que le dijo a
la niña: "Mira Caperucita Roja, ayer hice algunas ricas salsas, por lo que
trae con agua la cubeta en las que las cociné, a la olla que está afuera."
Y llenaron la gran olla a su máximo, agregando deliciosos condimentos. Y
empezaron aquellos deliciosos aromas a llegar a la nariz del lobo, y empezó a
aspirar y a caminar hacia aquel exquisito olor. Y caminó hasta llegar a la
orilla del techo y estiró tanto su cabeza que resbaló y cayó de bruces
exactamente al centro de la olla hirviente, ahogándose y cocinándose
inmediatamente. Y Caperucita Roja retornó segura a su casa y en adelante
siempre se cuidó de no caer en las trampas de los que buscan hacer daño.
Cambios en la historia.
Uno de los cambios realizados ha sido el tachar ciertas
partes de la historia que no eran muy relevantes y que hacían el cuento más
denso a la lectura y más difícil de entender a los alumnos.
También he cambiado algunas expresiones para hacer la
comprensión del texto más asequible para los alumnos.
Finalmente he dejado los diálogos tal y como están ya que me
parece que dan soltura, movimiento y agilizan la lectura en alto del relato.
Desarrollo de actividades.
Este primer cuento lo leería el primero en el primer
trimestre durante dos viernes de la semana ya que es día en el que los niños
están más cansados de la semana y más nerviosos por el fin de semana. Lo
realizaría en la hora de Lengua Castellana para cambiar un poco y salir de la
rutina y así hacer que los niños se sientan más activos al ser algo que no se
hace normalmente.
En primer lugar, el primer día, haría que los niños se
sentasen alrededor en el suelo para escuchar la historia. Después de leerla les
haría una serie de preguntas para ver si se han enterado del orden de la
historia o se han despistado o algo no ha sido entendido.
Lo siguiente sería una ronda de preguntas a contestar en
alto para que todos pudiesen decir lo que piensan y si están de acuerdo.
-¿Qué personajes les han gustado más?
- ¿Cuál ha sido el personaje que les ha gustado menos?
-¿Qué piensan de la acción de Caperucita? ¿Qué hubiesen
hecho ellos?
-¿Qué piensan del lobo? ¿Qué hubiesen hecho ellos si fuesen
el lobo?
-¿Qué les ha parecido la actitud del cazador? ¿Hubieses
ellos hecho lo mismo?
-¿De qué personaje podrían ser amigos y de quién no y por
qué?
Se trabajaría sobre la honestidad y la confianza.
En el segundo viernes se realizarían actividades por grupos
en el que se les pediría:
-Pintar los personajes como ellos creen que son. Los niños a
través de los dibujos expresan la forma en la que ellos perciben las cosas.
-Reescribir el cuento siendo ellos un personaje más.
¿Ayudarían a Caperucita?, ¿Salvarían a la abuelita?, ¿Engañarían ellos a lobo?
4.2) La princesa y el guisante.
Además de abundantes duendes y hadas, de brujas y
hechiceras, en aquellos viejos tiempos había muchas más princesas de las que
hay ahora: pero no todas eran verdaderas princesas y sucedía a menudo que los príncipes
se llevaban chascos al desposarse casarse con una mujer que de princesa solo
tenía el nombre. Como la mayor desgracia para un príncipe es casarse con una
falsa princesa, nuestro personaje de quien vamos a tratar hablar,
comenzó a buscar esposa por todos los países del mundo. Pero por más que buscó
y buscó no logró conseguirla. El príncipe se desesperaba porque no existía una
mujer digna de su estirpe, Cuando una noche en la que había estallado una
tempestad, llamaron a la puerta.
La reina en persona acudió a abrir la puerta y se encontró frente a una
joven de deslumbrante belleza con las ropas tan empapadas por la lluvia que
se podía admirar su bello cuerpo. Tenía desgreñada su melena rubia, lo cual
hacía difícil adivinar si se trataba de una princesa o una bella campesina.
La reina le dirigió algunas preguntas y la joven le contestó
que ella era una verdadera princesa que se había extraviado perdido.
-“ ¿Una verdadera princesa?”- Repitió la soberana con duda. Pero la hermosa
joven siguió afirmando que en verdad lo era y que su actual situación se debía
a que había salido de caza y se había extraviado perdido por el bosque.
En el estado en que se encontraba era como para ponerlo en
duda, pero la reina, que deseaba ardientemente encontrar una digna esposa para
su hijo, pensó que lo más cuerdo era someterla a una prueba.
De este modo mientras el rey y el príncipe atendían a la
joven para que se secase junto al fuego de la chimenea, la reina se dirigió al
cuarto de los huéspedes invitados y colocó en el debajo del colchón un
guisante. Después puso encima otro colchón y muchos almohadones de plumas. Allí
era donde debía dormir aquella noche la supuesta princesa. Así descubrirían si aquella muchacha era una verdadera princesa o una
impostora pues todos saben la delicadeza de las princesas. La reina se
guardó decir a nadie lo que había tramado.
A la mañana siguiente mientras desayunaban juntas, la reina
preguntó a la joven:
-“¿Habéis descansado bien princesa?”-
-“¡No, ha sido horrible!”- contestó- “ Apenas he podido
pegar los párpados una vez en toda la noche. En la cama había un objeto tan
duro que hasta tengo el cuerpo lleno de moratones.”-
La reina comprendió que se trataba de una auténtica
princesa, porque nadie puede tener la piel tan delicada como para notar un
guisante debajo de tantas capas.
Ésta se apresuró a comunicárselo
al rey y a su hijo. Así pues el príncipe la tomó como su princesa.
Cuentan las crónicas que la reina ordenó que el guisante
fuese depositado en una caja de cristal en medio de un fino terciopelo. El
modesto guisante tenía para ella el valor de la más preciada de las joyas, pues
por él había conseguido el corazón del príncipe y de todo un pueblo.
Cambios en la historia.
En primer lugar he cambiado algunas palabras para facilitar
el entendimiento de la historia. También he tachado alguna frase que no procede
y finalmente he añadido alguna frase para aclarar un poco la historia y que no
sea confusa.
Desarrollo de la actividad.
Esta actividad la desarrollaría durante el segundo trimestre
para ver la evolución de los alumnos con respecto al primer trimestre.
También tendría lugar durante dos viernes durante las clases
de lengua castellana.
En primer lugar, el primer día, haría que los niños se
sentasen alrededor en el suelo para escuchar la historia. Después de leerla les
haría una serie de preguntas para ver si se han enterado del orden de la
historia o se han despistado o algo no ha sido entendido.
Lo siguiente sería una ronda de preguntas a contestar en
alto para que todos pudiesen decir lo que piensan y si están de acuerdo.
-¿Qué personajes les han gustado más?
- ¿Cuál ha sido el personaje que les ha gustado menos?
-¿Qué piensan de la acción de la reina? ¿Hubiesen hecho
ellos lo mismo?
-¿De qué personaje podrían ser amigos y de quién no y por
qué?
-¿Hubiesen ellos creído a la princesa desde el primer
momento? ¿Confiarían en ella?
-¿Qué les parece la actitud de ciertos personajes respecto a
las situaciones e incluso respecto a otros personajes?
Se trabajaría sobre la importancia de la verdad y la
confianza en los demás.
En el segundo viernes se realizarían actividades por grupos
en el que se les pediría:
-Pintar los personajes como ellos creen que son. Los niños a
través de los dibujos expresan la forma en la que ellos perciben las cosas.
-Si pudiesen elegir otra prueba para probar la veracidad de
la princesa ¿Cuál sería?
4.3) Cenicienta.
Un hombre
rico tenía a su mujer muy enferma, y cuando vio que se acercaba su fin, llamó a
su hija única y le dijo:
―Querida
hija, sé piadosa y buena, Dios te protegerá desde el cielo y yo no me apartaré
de tu lado y te bendeciré.
Poco después
cerró los ojos y espiró. La niña iba todos los días a llorar al sepulcro de su
madre y continuó siendo siempre piadosa y buena. Llegó el invierno y la nieve
cubrió el sepulcro con su blanco manto, llegó la primavera y el sol doró las flores
del campo y el padre de la niña se casó de nuevo.
La esposa
trajo dos niñas que tenían un rostro muy hermoso, pero un corazón muy duro y
cruel; entonces comenzaron muy malos tiempos para la pobre huérfana.
―No queremos
que esté ese pedazo de ganso sentada a nuestro lado, que gane el pan que coma,
váyase a la cocina con la criada.
Le quitaron
sus vestidos buenos, le pusieron una basquiña vestido remendado y viejo y le dieron unos
zuecos.
―¡Qué sucia
está la orgullosa princesa! ―decían riéndose, y la mandaron ir a la cocina:
tenía que trabajar allí desde por la mañana hasta la noche, levantarse
temprano, traer agua, encender lumbre, coser y lavar; sus hermanas le hacían
además todo el daño posible, se burlaban de ella y le vertían la comida en la
lumbre, de manera que tenía que bajarse a recogerla. Por la noche, cuando
estaba cansada de tanto trabajar, no podía acostarse, pues no tenía cama, y la
pasaba recostada al lado del fuego, y como siempre estaba llena de polvo y
ceniza, le llamaban la Cenicienta.
Sucedió que
su padre fue en una ocasión a una feria y preguntó a sus hijastras lo que
querían que les trajese.
―Un bonito
vestido ―dijo la una.
―Una buena
sortija, ―añadió la segunda.
―Y tú,
Cenicienta, ¿qué quieres? ―le dijo.
―Padre,
tráeme la primera rama que encuentres en el camino.
Compró a sus
dos hijastras hermosos vestidos y sortijas adornadas de perlas y piedras
preciosas, y a su regreso, al pasar por un bosque cubierto de verdor, tropezó
con su sombrero en una rama de zarza, y la cortó. Cuando volvió a su casa dio a
sus hijastras lo que le habían pedido y la rama a la Cenicienta, la cual se lo
agradeció; corrió al sepulcro de su madre, plantó la rama en él y lloró tanto
que, regada por sus lágrimas, no tardó la rama en crecer y convertirse en un
hermoso árbol. La Cenicienta iba tres veces todos los días a ver el árbol,
lloraba y oraba y siempre iba a descansar en él un pajarillo, y cuando sentía
algún deseo, en el acto le concedía el pajarillo lo que deseaba.
Celebró por
entonces el rey unas grandes fiestas, que debían durar tres días, e invitó a
ellas a todas las jóvenes del país para que su hijo eligiera la que más le
agradase por esposa. Cuando supieron las dos hermanastras que debían asistir a
aquellas fiestas, llamaron a la Cenicienta y la dijeron.
―Péinanos,
límpianos los zapatos y ponles bien las hebillas, pues vamos a una boda al
palacio del Rey.
La
Cenicienta las escuchó llorando, pues las hubiera acompañado con mucho gusto al
baile, y suplicó a su madrastra que se lo permitiese.
―Cenicienta
―le dijo―: estás llena de polvo y ceniza y ¿quieres ir a una boda? ¿No tienes
vestidos ni zapatos y quieres bailar?
Pero como
insistiese en sus súplicas, le dijo por último:
―Se ha caído
un plato de lentejas en la ceniza, si las recoges antes de dos horas, vendrás
con nosotras:
―La joven
salió al jardín por la puerta trasera y dijo:
―Tiernas
palomas, amables tórtolas, pájaros del cielo, vengan todos y ayúdenme a
recoger.
Entraron por
la ventana de la cocina dos palomas blancas, y después dos tórtolas y por
último comenzaron a revolotear alrededor del hogar todos los pájaros del cielo,
que acabaron por bajarse a la ceniza, y las palomas picoteaban con sus piquitos
diciendo pi, pi, y los restantes pájaros comenzaron también a decir pi, pi, y
pusieron todos los granos buenos en el plato. Aún no había trascurrido una
hora, y ya estaba todo concluido y se marcharon volando. Llevó entonces la niña
llena de alegría el plato a su madrastra, creyendo que le permitiría ir a la
boda, pero ésta le dijo:
―No,
Cenicienta, no tienes vestido y no sabes bailar, se reirían de nosotras.
Mas viendo
que lloraba, añadió:
―Si puedes
recoger de entre la ceniza dos platos llenos de lentejas en una hora, irás con
nosotras.
Creyendo en
su interior que no podría hacerlo, vertió los dos platos de lentejas en la
ceniza y se marchó, pero la joven salió entonces al jardín por la puerta
trasera y volvió a decir:
―Tiernas
palomas, amables tórtolas, pájaros del cielo, vengan todos y ayúdenme a
recoger.
Entraron por
la ventana de la cocina dos palomas blancas, después dos tórtolas, y por último
comenzaron a revolotear alrededor del hogar todos los pájaros del cielo que
acabaron por bajarse a la ceniza y las palomas picoteaban con sus piquitos
diciendo pi, pi, y los demás pájaros comenzaron a decir también pi, pi, y
pusieron todas las lentejas buenas en el plato, y aun no había trascurrido
media hora, cuando ya estaba todo concluido y se marcharon volando. Llevó la
niña llena de alegría el plato a su madrastra, creyendo que le permitiría ir a
la boda, pero ésta le dijo:
―Todo es
inútil, no puedes venir, porque no tienes vestido y no sabes bailar; se reirían
de nosotras.
Le volvió
entonces la espalda y se marchó con sus orgullosas hijas.
En cuanto
quedó sola en casa, fue la Cenicienta al sepulcro de su madre, debajo del
árbol, y comenzó a decir: -“Arbolito dame un buen vestido para que pueda ir a
la fiesta.”-
El pájaro le
dio entonces un vestido y unos zapatos en seguida se puso el vestido y se
marchó a la boda; sus hermanas y madrastra no la conocieron, creyendo que sería
alguna princesa extranjera, pues les pareció muy hermosa con su vestido, y ni
aun se acordaban de la Cenicienta, creyendo que estaría mondando lentejas
sentada en el hogar. Salió a su encuentro el hijo del Rey, la tomó de la mano y
bailó con ella, no permitiendo bailar con nadie, pues no la soltó de la mano, y
si se acercaba algún otro a invitarla, le decía:
―Es mi
pareja.
Bailó hasta
el amanecer y entonces decidió marcharse; el príncipe le dijo:
―Iré contigo
y te acompañaré ―pues deseaba saber quién era aquella joven, pero ella se
despidió y saltó al palomar.
Entonces
aguardó el hijo del Rey a que fuera su padre y le dijo que la doncella
extranjera había saltado al palomar. El anciano creyó que debía ser la
Cenicienta; trajeron una piqueta y un martillo para derribar el palomar, pero
no había nadie dentro, y cuando llegaron a la casa de la Cenicienta, la
encontraron sentada en el hogar con sus sucios vestidos y un turbio candil
ardía en la chimenea, pues la Cenicienta había entrado y salido muy ligera en
el palomar y corrido hacia el sepulcro de su madre, donde se quitó los hermosos
vestidos que se llevó el pájaro y después se fue a sentar con su basquiña gris
a la cocina.
Al día
siguiente, cuando llegó la hora en que iba a principiar la fiesta y se
marcharon sus padres y hermanas, corrió la Cenicienta junto al arbolito y dijo:
-“Arbolito dame un buen vestido para que pueda ir a la fiesta.”-
Entonces el
pájaro le dio un vestido mucho más hermoso que el del día anterior y cuando se
presentó en la boda con aquel traje, dejó a todos admirados de su
extraordinaria belleza; el príncipe que la estaba aguardando le cogió la mano y
bailó toda la noche con ella; cuando iba algún otro a invitarla, decía:
―Es mi
pareja.
Al amanecer
manifestó deseos de marcharse, pero el hijo del Rey la siguió para ver la casa
en que entraba, más de pronto se metió en el jardín de detrás de la casa. Había
en él un hermoso árbol muy grande, del cual colgaban hermosas peras; la
Cenicienta trepó hasta sus ramas y el príncipe no pudo saber por dónde había
ido, pero aguardó hasta que vino su padre y le dijo:
―La doncella
extranjera se me ha escapado; me parece que ha saltado el peral. El padre creyó
que debía ser la Cenicienta; mandó traer una hacha y derribó el árbol, pero no
había nadie en él, y cuando llegaron a la casa, estaba la Cenicienta sentada en
el hogar, como la noche anterior, pues había saltado por el otro lado el árbol
y fue corriendo al sepulcro de su madre, donde dejó al pájaro sus hermosos
vestidos y tomó su basquiña gris.
Al día
siguiente, cuando se marcharon sus padres y hermanas, fue también la Cenicienta
al sepulcro de su madre y dijo al arbolito: -“Arbolito dame un buen vestido
para que pueda ir a la fiesta.”-
Entonces el
pájaro le dio un vestido que era mucho más hermoso y magnífico que ninguno de
los anteriores, y los zapatos eran todos de oro, y cuando se presentó en la
boda con aquel vestido, nadie tenía palabras para expresar su asombro. El
príncipe bailó toda la noche con ella y cuando se acercaba alguno a invitarla,
le decía:
―Es mi
pareja.
Al amanecer
se empeñó en marcharse la Cenicienta, y el príncipe en acompañarla, mas se
escapó con tal ligereza que no pudo seguirla, pero el hijo del Rey había
mandado untar toda la escalera de pega y se quedó pegado en ella el zapato
izquierdo de la joven; lo levantó el príncipe y vio que era muy pequeño, bonito
y todo de oro. Al día siguiente fue a ver al padre de la Cenicienta y le dijo:
―He decidido
que sea mi esposa a la que venga bien este zapato de oro.
Se alegraron
mucho las dos hermanas porque tenían los pies muy bonitos; la mayor entró
con el zapato en su cuarto para probárselo, su madre estaba a su lado, pero no
se lo podía meter, porque sus dedos eran demasiado largos y el zapato muy
pequeño. Al verlo le dijo su madre, alargándole un cuchillo:
―Córtate los dedos, pues cuando seas reina no irás nunca a pie.
La joven se cortó los dedos; metió el zapato en el pie, ocultó su
dolor y salió a reunirse con el hijo del rey, que la subió a su caballo como si
fuera su novia, y se marchó con ella, pero tenía que pasar por el lado del
sepulcro de la primera mujer de su padrastro, en cuyo árbol había dos palomas,
que comenzaron a decir.
Se detuvo, le miró los pies y vio correr la sangre; volvió su
caballo, condujo a su casa a la novia fingida y dijo que no era la que había
pedido, que se probase el zapato la otra hermana. Entró ésta en su cuarto y se
le metió bien por delante, pero el talón era demasiado grueso; entonces su
madre le alargó un cuchillo y le dijo:
―Córtate un pedazo del talón, pues cuando seas reina, no irás
nunca a pie.
La joven se cortó un pedazo de talón, metió un pie en el zapato, y
ocultando el dolor, salió a ver al hijo del rey, que la subió en su caballo
como si fuera su novia y se marchó con ella; cuando pasaron delante del árbol
había dos palomas que comenzaron a decir:
Se detuvo, le miró los pies, y vio correr la sangre, volvió su
caballo y condujo a su casa a la novia fingida:
Ambas hermanastras se probaron el
zapato de oro, pero sus pies eran tan grandes que era imposible meterlos en el
zapato por mucho que lo intentasen.
―Tampoco es
esta la que busco ―dijo―. ¿Tienen otra hija?
―No
―contestó el marido― de mi primera mujer tuve una pobre chica, a la que
llamamos la Cenicienta, porque está siempre en la cocina, pero esa no puede ser
la novia que buscas.
El hijo del rey
insistió en verla, pero la madre le replicó:
―No, no,
está demasiado sucia para atreverme a enseñarla.
Se empeñó
sin embargo en que saliera y hubo que llamar a la Cenicienta. Se lavó primero
la cara y las manos, y salió después a presencia del príncipe que le alargó el
zapato de oro; se sentó en su banco, sacó de su pie el pesado zueco y se puso
el zapato que le venía perfectamente, y cuando se levantó y le vio el príncipe
la cara, reconoció a la hermosa doncella que había bailado con él, y dijo:
―Esta es mi
verdadera novia.
La madrastra
y las dos hermanas se pusieron pálidas de ira, pero él subió a la Cenicienta en
su caballo y se marchó con ella,
Cuando se verificó la boda, fueron las falsas hermanas a
acompañarla y tomar parte en su felicidad, y al dirigirse los novios a la
iglesia, iba la mayor a la derecha y la menor a la izquierda, y las palomas que
llevaba la Cenicienta en sus hombros picaron a la mayor en el ojo derecho y a
la menor en el izquierdo, de modo que picaron a cada una un ojo; a su regreso
se puso la mayor a la izquierda y la menor a la derecha, y las palomas picaron
a cada una en el otro ojo, quedando ciegas toda su vida por su falsedad y envidia.
Cambios en la historia.
He cambiado alguna palabra para que el texto sea más fácil
de seguir y he añadido alguna frase para seguir con la línea del cuento.
Los párrafos tachados se deben a que el público al que se
dirige la historia es infantil y por lo tanto podrían encontrarlos
desagradables e incomprensibles.
Desarrollo de la actividad.
Esta actividad la desarrollaría durante el tercer trimestre
para ver la evolución de los alumnos con respecto al primer y al segundo
trimestre.
También tendría lugar durante dos viernes durante las clases
de lengua castellana.
En primer lugar, el primer día, haría que los niños se
sentasen alrededor en el suelo para escuchar la historia. Después de leerla les
haría una serie de preguntas para ver si se han enterado del orden de la
historia o se han despistado o algo no ha sido entendido.
Lo siguiente sería una ronda de preguntas a contestar en
alto para que todos pudiesen decir lo que piensan y si están de acuerdo.
-¿Qué personajes les han gustado más?
- ¿Cuál ha sido el personaje que les ha gustado menos?
-¿Qué piensan de la actitud de las hermanas y la madrastra? ¿Y
del padre?
-¿De qué personaje podrían ser amigos y de quién no y por
qué?
-¿Qué hubiesen hecho ellos para ayudar a Cenicienta?
Se trabajaría sobre la importancia del trato a los demás.
En el segundo viernes se realizarían actividades por grupos
en el que se les pediría:
-Pintar los personajes como ellos creen que son. Los niños a
través de los dibujos expresan la forma en la que ellos perciben las cosas.
-¿Cuál hubiese sido su actitud si ellos hubiesen sido
Cenicienta?
*Algunas preguntas también pueden ser realizadas mientras se lee la historia pra observar el seguimiento de los niños.
Otra actividad podría ser el realizar una pequeña actuación con los niños de manera que demuestren como perciben la historia.
Bibliografía y recursos web.
Los libros usados no son una adaptación de Perault, son
traducciones al castellano.
-
“Cuentos de Andersen”; Todo Libro Ediciones S.A; Madrid.
-Apuntes
de clase.
-“Grimm’s Complete Fairy Tales”; Barnes
and Noble Inc; (2012) New York.
-http://www.cuentosinfantilesadormir.com/cuentos-de-hans-christian-andersen.htm
-http://www.cuentosinfantiles.net/cuentos-el-gigante-egoista.html
-http://www.grimmstories.com/es/grimm_cuentos/caperucita_roja
-http://www.eumed.net/rev/cccss/20/jlmc7.html
-http://www.peques.com.mx/la_importancia_de_contarles_cuentos_a_los_ninos.htm
-http://www.cuentosinfantilesadormir.com/cuentos-de-hans-christian-andersen.htm